Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? Mateo 20:6
En la Biblia encontramos la parábola de los obreros, donde el Reino de Dios es comparado a un padre de familia que sale varias veces durante el día para contratar obreros para su viña. El padre salió sucesivamente por la mañana, a la tercera hora del día, a la sexta, y la novena. Por último salió a la hora undécima y encontró algunos obreros que estaban desocupados porque nadie les había contratado. A estos también contrató, y los envió a su viña para que trabajasen. La hora undécima se conoce por ser “el último momento posible antes de que sea demasiado tarde. Te pregunto, ¿Cómo piensas que esos obreros trabajaron? Seguramente que trabajaron lo más fuerte posible. Se esmeraron, sudaron, dieron el 100% para asegurarse que durante esa hora ellos lograsen hacer un trabajo excelente, y así quedar bien con él padre de familia quien los contrató. De igual manera hablando proféticamente, estamos viviendo en la hora undécima. La hora antes de que Cristo retorne para buscar a su Iglesia. En esta última hora Dios está buscando a obreros para que trabajen para el reino de Dios. Él está buscando a hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes y ancianos, que se entreguen completamente a Él. Separados del mundo; pero integrados en la sociedad como agentes de cambio, llenos del Espíritu Santo, para dar testimonio de un Dios vivo que salva, sana, liberta al cautivo, y viene otra vez. En esta hora undécima tenemos que vivir brillando de tal manera que la luz de Cristo que está dentro de nosotros, alumbre al mundo que anda en tinieblas. La Biblia nos dice: Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:16
Como estas viviendo tu vida en esta hora undécima? Yo de mi parte quiero vivir “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:16.
Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Mateo 20:16